Hay dos tipos de personas:
aquellos que miran a los que crecen, a los que triunfan, y aquellos que miran a
quienes no tienen una perspectiva de vida y nada para enseñar.
Dios como Padre nos exhorta en Su Palabra a mirar a Abraham: “Mirad a vuestro padre Abraham… porque
cuando no era más que uno lo llamé y lo bendije y lo multipliqué” (Isaías 51:2).
Él no nos pide que miremos a otros que son mencionados en Su Palabra, como
Caín, Lot, Esaú, el joven rico, etc. Entonces, ¿por qué Dios nos manda a
mirarlo a él? Porque quiere que lo imitemos, que seamos como él, porque Abraham
fue un buen ejemplo. Un ejemplo de obediencia. Cuando Dios le pidió que Le
entregara a Isaac, su hijo, no lo negó sino que obedeció. A pesar del dolor que
ese sacrificio le generaba, Abraham hizo caso al pedido de Dios porque sabía
que iba a tener su recompensa, que ese dolor iba a traer alegría como
consecuencia de la promesa de Dios. Él solo creyó, no sintió ni vio a Dios,
solo usó su fe con la obediencia.
Para todos aquellos que quieran
ser bendecidos y multiplicados en todos los aspectos de sus vidas, Dios les
muestra la forma de alcanzar eso: mirando e imitando a Abraham porque él a
través de su obediencia alcanzó una vida completa. Hay muchos que quieren ser
multiplicados en sus vidas económicas, en sus familias, en su salud pero no
todos quieren hacer lo que Abraham hizo: obedecer y sacrificar.
Dios lo está llamando para
bendecirlo y multiplicarlo. Solo aquellos que hacen caso a ese llamado como lo
hizo Abraham serán transformados. Ese llamado es para usted que necesita esa
bendición y multiplicación. Escuche este llamado y participe este domingo a las
9:30 hs. en calle Rioja 1448, Ciudad.
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