Domingo
Cuando Dios habla...
Las promesas de Dios son irrevocables. Así como Él colma de bendiciones a aquellos que lo obedecen, Él también tiene promesas para quienes no hacen caso a Su voz.
Él juró por sí mismo que bendeciría y multiplicaría a Abraham (Génesis 22:16) porque este último no le negó nada, ni a su hijo sino que todo lo que Dios le ordenaba, él hacía. Llegando a provocar que Dios diera voces desde el cielo para que no tocara en Isaac (Gén.22:11) porque vio la decisión de Abraham en obedecerle hasta las últimas consecuencias. Fue por ese motivo que el Altísimo multiplicó y engrandeció de tal manera a Abraham, porque éste estaba decidido a sacrificar para Él.
Con cada uno de aquellos que creen en Dios como su Señor, tiene que pasar lo mismo: Dios tiene que verse obligado a dar voces desde el Cielo para bendecirlos. Pero solo esa promesa se cumple cuando la persona está dispuesta y decidida a sacrificar para Dios.
Por otro lado, están aquellas personas que actúan en forma contraria a Abraham, que desechan lo que Dios les pide y ordena. Para ellos, el Todopoderoso también les envía Su Palabra: “¿por qué habéis hollado mis sacrificios que yo mandé entregar? (1 Samuel 2:17) y les advierte “Yo honraré a los queme honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco” (1 Sam. 2:30). A través de esto, Él nos muestra que como Padre tiene su disciplina para cada hijo.
Usted puede elegir ser como Abraham, que sintió el dolor del sacrificio, pero que fue grandemente multiplicado, o ser como aquellos que desechan lo que Dios manda. Su decisión es la que va a cambiar su vida, y si realmente quiere un cambio de vida, puede buscarlo este domingo a las 9:30 hs. en calle Rioja 1448, Ciudad.
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