En Romanos 8:5-8 la Biblia cuenta la diferencia que hay entre las personas que viven en la carne y las que viven en el Espíritu.
Ocuparse de la carne significa vivir con rencor, sintiendo envidia, practicando el adulterio, la mentira, con vicios, glotonería, etc.
Pero el que se ocupa de las cosas del Espíritu Santo se siente atraído por las cosas de Dios y es una alegría hacerlas ejemplo: el perdonar, participar en la iglesia, decir siempre la verdad, no tener vicios… tales personas están desarrollando una vida con Dios, para ellas obedecer Su Palabra es un placer, no una carga. No sirve de nada hacer las cosas por obligación, lo que Dios quiere es que las hagamos por que creemos, por gratitud y placer.
Ahora bien, las cosas de la carne llevan a la persona a la muerte; pero aquellas que quieren desarrollar una vida con Dios, se alejan de las cosas del mundo y en el momento de la tentación se apartan y no caen en ella. Ellas aún estando débiles, en momentos de dificultad, están fuertes porque al ocuparse de Dios se fortalecen y son vencedores.
Acérquese este domingo 9:30 en el cenáculo de la fe, Rioja 1448. Ciudad y busque las cosas celestiales y conquiste una vida con Dios.
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