DIARIO Online

La mano de Dios en su vida diaria (1ª parte)



       Confíe en Dios hasta para resolver las cosas más pequeñas de su vida. Hace unos meses al haberme enterado de algo bastante desalentador, que sería difícil de enfrentar, y que no sabía cuál sería el resultado, al principio sentí que debía de preocuparme y tratar de resolverlo. En momentos de estrés como ese, si no tenemos cuidado, podemos permitir que nuestras mentes imaginen un mundo de posibilidades horribles y súper negativas, y las voces negativas le dirán: “Vas a hundirte. No podrás pagar tus cuentas. Perderás tu casa. Estás arruinado”.
      Tal vez sienta un dolor y su mente se agite: “¡Ay, no! Es grave. Mejor voy a ver al médico”.
Cuando eso sucedió, pasaron algunos minutos y luego recibí un correo electrónico de una persona con quien no me había comunicado quizás en dos o tres años, y en su mensaje me decía: “Obispo, sigo orando por usted todos los días”.
      Pensé: Esto no es coincidencia. Es Dios que ordena mis pasos para que esté aquí justamente ahora, para que Él pueda alentarme. Es la forma en que Dios me dice: “Tranquilo, todo está bajo control. Todo saldrá bien. Sólo conserva tu paz. Descansa”.
      Si prestamos atención, podremos detectar la actividad de Dios y sabremos que nos está hablando, nos está guiando, está dirigiendo nuestros pasos.
      A lo largo de la vida, si somos sensibles y estamos atentos, veremos la mano de Dios aun en las cosas pequeñas. Es Dios quien nos hace saber que está trabajando detrás de los bastidores.
      Un amigo mío tenía lo que los médicos llaman cáncer terminal. No le daban ninguna esperanza. Pero un día su hijito de cuatro años entró en la habitación con su Biblia en la mano. La abrió y le dijo: “Papá, quiero que leas este versículo”. El niño todavía no sabía leer, así que no sabía qué cosa estaba señalando, pero cuando su papá leyó, la Palabra fue directa a su corazón. Era Juan 11.4, el pasaje donde Jesús dijo: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo del Hombre sea glorificado por ella”
     Mi amigo guardó esto en su corazón. Sentía que Dios le decía: “Sé por lo que estás pasando. He visto cada una de tus lágrimas. Quizás para ti no parezca posible pero recuerda que yo soy el Dios de lo imposible. Sigue creyendo. Sigue confiando, pues yo sigo controlando todas las cosas en tu vida”.
Estas pequeñas señales nos permiten espiar por detrás del telón, son señales que Dios nos da para fortalecer nuestra fe. Son recordatorios de que Él está trabajando en silencio. Nos toca creer y ser sensibles a su guía, nos toca estar atentos y ver cómo Él se mueve a favor de nosotros día a día. Si está sintonizado con Dios, pronto reconocerá que la mayoría de los casos no se trata simplemente de que se cruce con alguien. No es que uno esté solamente en el momento indicado en el lugar justo. Es que Dios ha estado dirigiendo sus pasos.

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