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Domingo

Zaqueo, alguien que aprovechó su oportunidad
“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle... Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arri
ba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” (Lucas 19:1-5)

Algo interesante para destacar en este pasaje es quién era aquél que buscaba a Jesús. Zaqueo era un cobrador de impuestos, y como tal, no era honesto, sus riquezas eran a causa de lo que él sacaba de las personas, la vida que llevaba no era del agrado de Dios. Si era un hombre así, ¿Por qué el Señor Jesús lo atendió a él y no a la multitud que lo llamaba?

Lo que vio Jesús en él fue el deseo de verlo, porque Zaqueo sólo había escuchado hablar de Él pero la verdad es que no Lo conocía, y a diferencia de muchos, él quería verlo, no sólo usarlo como muchos que solo quieren ser sanados, liberados, etc. Por esa razón, fue atendido.

“Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

En su encuentro con Jesús, Zaqueo se arrepintió de sus pecados y errores y tomó la decisión de cambiar de vida, y fue por eso que el Señor Jesús lo salvó.

Y es eso lo que Él espera de nosotros, que queramos cambiar de vida y no simplemente que lo utilicemos para sanarnos, liberarnos, porque Él puede hacer eso y mucho más, pero ¿qué sentido tiene querer una bendición sin quererlo a Él? Porque Él nos busca pero no puede salvarnos sino Lo dejamos.

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